26 de agosto de 2016

Yaganes de Tierra del Fuego; los apuntes del doctor Hyades

Paul-Daniel-Jules Hyades fue el médico de la famosa expedición francesa al Cabo de Hornos de 1882/83, autor de artículos, observaciones y relatos de gran valor etnográfico sobre los yaganes que habitan en Tierra del Fuego.
Para la época en que “La Romanche” fondeó en bahía Orange, septiembre de 1882, el único establecimiento occidental permanente era la misión anglicana de Ushuaia, frente al canal Onashaga, lugar que Hyades visitó en repetidas ocasiones. Médico de profesión, advirtió rápidamente que los yaganes que vivían asilados en la misión estaban enfermos y su débil aspecto contrastaba con la imagen saludable de los hombres, mujeres y niños que vivían al modo nómada tradicional: “la tisis pulmonar es rara entre los fueguinos que viven al aire libre; pero es muy frecuente entre los que habitan la misión inglesa, que han adquirido costumbres sedentarias y que viven encerrados”. 


Niñas yámana a bordo del barco francés La Romanche
A pesar de estas aplastantes evidencias, el pastor inglés Thomas Bridges se empeñó en atribuir la gran mortandad a la rigurosidad del clima y mantuvo inalterable su modelo de establecimiento misionero, hasta que los yaganes que allí vivían se vieron afectados por violentas epidemias de tuberculosis que diezmaron su población. Hay que tener en cuenta que estas epidemias se producen antes de la llegada de los marinos argentinos del comandante Augusto Lasserre, que fundarán la prefectura de Ushuaia el 12 de octubre de 1884, y a los que erróneamente se acusa de ser los portadores de los virus, leyenda extendida quizá para exculpar a los misioneros de su responsabilidad.


Embarcación yámana en primer plano y La Romanche al fondo, 1882

Merece la pena hacer públicos los apuntes del doctor Hyades, que fueron publicados en 1884 con el título "Notes hygiéniques et médicales sur les fuégiens de l'archipel du Cap Horn" y que traducimos al español por primera vez. Este extracto trata sobre el pernicioso efecto sobre la salud de los yagán de las misiones religiosas. Se trata de un testimonio de inmenso valor, puesto que Hyades fue contemporáneo de los acontecimientos de los que habla. 
En primer lugar, el doctor describe la vitalidad y robustez de los yaganes que viven en libertad, en los alrededores de Bahía Orange, donde prácticamente no existen enfermedades:

“No existen enfermedades específicas de los fueguinos. En bahía Orange pudimos observar muy puntualmente enfermedades locales o generales. En cuanto a las enfermedades locales, no encontré más que un caso de iritis endémica doble con adherencias y opacidades de la córnea, en un anciano que sin embargo había conservado la suficiente visión como para conducirse perfectamente. Añadiría que los fueguinos tienen una agudeza visual satisfactoria, sin alcanzar el grado extraordinario que se atribuye a ciertos pueblos salvajes, y que están, en general, dotados de una gran capacidad de adaptación. En cuanto a la conjuntivitis, que se supone frecuente debido al contacto con el humo de la choza, no he encontrado ni un solo caso. Se quejan con bastante frecuente de dolor de cabeza, que se disipa habitualmente al cabo de unas horas. No es extraño encontrar, sobre todo entre las mujeres, amigdalitis, que desaparece en 2 o 3 días. Las enfermedades de los órganos respiratorios, y especialmente la bronquitis, son muy raras, nunca van acompañadas de fiebre y no evolucionan al estado crónico. No he visto ni pleuresías ni neumonías. Tampoco he encontrado lesiones del aparato circulatorio. Las afecciones intestinales, muy raras, provocan diarrea después de comidas copiosas y mal digeridas. No he observado ni una sola enfermedad cancerosa.
Las enfermedades más comunes entre los fueguinos son, sin duda alguna, los dolores reumáticos, muy raramente agudos, y las artritis monoarticulares, que se terminan con la recuperación. He visto varios casos graves de flemones e inflamaciones, que se curan por resolución, y un caso de gangrena en la pierna y el pie, que causó la muerte de un adulto, único fallecimiento que observamos en bahía Orange durante el año de nuestra estancia. Este es el resumen de las patología de los fueguinos que viven en estado natural. No conocen ni la gota, ni la locura u otras enfermedades nerviosas, ni las fiebres exantemáticas (varicela, rubéola, escarlatina), ni el escorbuto, ni las afecciones tifoideas, ni la malaria, y jamás he escuchado hablar de casos de difteria”.


Los misioneros anglicanos Whaits y su esposa con los niños yámanas asilados en la misión
A continuación, el médico relata el desolador panorama sanitario de los yaganes que habitan en la misión de Ushuaia:

“En el canal Beagle, en el establecimiento de los misioneros ingleses de Ushuaia, pude constatar, en noviembre de 1882, enfermedades de todo tipo: 1 caso de histeria, 3 casos de anemia, 1 glaucoma agudo, 1 metritis uterina, 1 neumonía grave, 1 periostitis y 38 casos de tuberculosis, de los 15 estaban muy avanzado. (…) La tisis pulmonar es muy frecuente entre los fueguinos que viven en la misión inglesa de Ushuaia. Esta misión fue fundada en 1869; casi todos los meses se publican en Londres sus noticias en el South American Missionary Magazine, donde nos ha resultado muy sencillo encontrar informaciones sobre el estado sanitario de la pequeña colonia anglo-fueguina que cuenta entre 150 y 300 habitantes indígenas. De este modo podemos tener la certeza que hasta 1881 la mortalidad era escasa y las enfermedades muy ocasionalmente mencionadas. En es noviembre de 1881 que, por primera vez, se reciben en Londres malas noticias sobre el estado sanitario de los indígenas; muchos de ellos se quejan de su salud y se anuncia un gran número de muertes entre los fueguinos de los alrededores de Ushuaia. En 1882, en el establecimiento mismo de la misión inglesa, la tisis toma las proporciones de una enfermedad endémica, provocando el fallecimiento en solo unos días de 14 niños del orfanato, que contaba con 25 internos, haciendo perecer a un numero mayor de hombres adultos y provocando la consternación entre los misioneros, que no saben a qué atribuir esta suerte de epidemia que afecta sobre todo a las mucosas de la laringe y de los bronquios. Anotan en 1883: “Durante el último año (1882) la enfermedad continuada y la mortandad han sobrepasado todo lo que habíamos visto hasta la fecha. Sentimos vivamente la pérdida de tantos indígenas bautizados. Nos parece imposible descubrir las causas de una letalidad tan grande entre los indígenas. En algunos casos, familias enteras han sido diezmadas por la muerte; los fueguinos se encuentran en general en un estado de gran debilidad”.


Yámana preparando su arpón para pescar

Hyades concluye con una cita premonitoria que, tristemente, se hará realidad poco tiempo después al ser diezmado el pueblo yagán por las enfermedades:

“Los acontecimientos actuales hacen prever en breve plazo la desaparición de la tribu fueguina, debido al contacto con los elementos civilizadores. Su desaparición total de la superficie de la tierra no es más que una cuestión de algunos años: no son más de trescientos o cuatrocientos en la actualidad. Perecen simplemente a causa de las enfermedades importadas por la gente civilizada y que evolucionan en un terreno virgen con una violencia implacable”.

Por suerte, hubo supervivientes y hoy los yaganes luchan por salir del aislamiento y la discriminación y reivindican su valiosa cultura y sus tradiciones, de las que Cristina Calderón es su mejor embajadora. En cuanto a Thomas Bridges, en 1886 “colgó” los hábitos y se convirtió en próspero estanciero; hoy sus descendientes son propietarios de miles de hectáreas en Tierra del Fuego.


Muchachas yámanas, en el centro Kamanakar Kipa

Nota: todas las fotografías son de los años 1882 y 1883 y proceden de la colección Mission scientifique Cap Horn, conservada en el Museo Quai Branly de París, siendo sus autores Edmond Payen y Jean-Louis Doze.